miércoles, 31 de marzo de 2010

Llegué el 342; mi vecino, el 465...

Parece que esta semana va de asuntos esenciales. Historias, calle y, hoy, pernsar y estar muy vinculado en la comunidad a la que se dirige el diario. Hemos emncontrado ejemplos muy distintos que hablan de eso, de "estar" en las cosas que importan e interesan.

Hace unos días, La Vanguardia abordó un tema ciudadano cien por cien: el futuro de la Diagonal, la gran avenida de Barcelona, se decidirá en mayo. Así se contó a los lectores:





También El Periódico pensó en cómo facilitar las cosas al lector:



De ayudar a decidir a decidir. Lo vemos en otra idea muy diferente: Heraldo de Soria publica durante nueve días los 169 trabajos que optan a ser elegidos como el cartel anunciador de las fiestas de San Juan. Los lectores podrán elegir su favorito.




También tiene vocación de acercarse a su comunidad esta sencilla página de Heraldo de Aragón. Gracias a la conexión de los soportes digital-papel, se puede ofrecer esta página el Día del Padre:


En Heraldo de Soria, otro modo de apostar por las personas en una información muy habitual en diarios regionales y locales: si se dan premios, que figuren los nombres de todos los galardonados.
Lo mismo cabe hacer en otra página "tradicional". Sabemos, tiene detractores, aunque sigamos pensando que se trata de un buen ejemplo de periodismo local. Es de Mediterráneo:


martes, 30 de marzo de 2010

Candados de amor

En algunas (o muchas) ideas somos de piñón fijo. Ayer decíamos "sí" a las historias; hoy, un "sí" a la calle. Hay tanto fuera de la Redacción, de las convocatorias, de google... Tanto evidente y tanto que necesita cierto olfato. Tanto sencillo de contar y tanto que requiere enseñar mucho... Hoy también vamos a mostrar unos cuantos recientes ejemplos.

Diari de Tarragona salió a la calle para mostrarnos un bien puñado de carteles —evidentes y agazapados— que adornan la ciudad. El recorrido de Raúl Cosano dio estos frutos:


También Diario de Burgos pisó las calles de Briviesca para hacer recuento de la picaresca relacionada con las placas falsas de vado:


Otro que dejó constancia fotográfica de otras malas artes fue El País en sus páginas centradas en Cataluña. Aunque el miércoles pasado Buenafuente nos pisó el tema, dejamos aquí constancia de un buen hacer periodístico:


Por pisar la calle, Heraldo de Soria descubrió que una tendencia muy italiana también empieza a tener seguidores en la ciudad castellana:

lunes, 29 de marzo de 2010

Un trompetista de primera

Seguimos apostando —lo haremos hasta el último día de existencia de este blog— por las historias. No sólo porque suelen estar mejor escritas que el resto del diario; sobre todo, porque hablan de personas. Descrubrirlas a veces cuesta —quizá menos de lo que parece—, pero siempre gana el diario con ellas. Hemos leído unas cuentas últimamente:

Por ejemplo, gracias a La Voz de Galicia hemos sabido más de Julián Bernal, el abuelo del atletismo gallego. También leímos la historia en Diario de Burgos. Aunque Julián vivía desde los año cincuenta en Ferrol, había nacido en Burgos.



También es edificante la que encontramos hace unos días en Diari de Tarragona, centrada en Maite Leal, que se jugó el tipo por salvar a un vecino atrapado en un incendio:

Gracias a Sur, disfrutamos del ejemplo de superación de Rafael Calderón, un chaval con síndrome de Down que toca la trompeta como el mejor. Como nos dice Regina Sotorrio, "todo un ejemplo de superación, voluntad y valentía, como él mismo decía. Me llamó muchísimo la atención su postura hacia el Síndrome de Down: No le doy mayor importancia. Unos aprenden más rápido y otros más despacio, me comentaba con total tranquilidad. Me quedó bastante claro que el problema lo tienen los demás, los que no saben ver más allá de un trastorno genético".



Y también de Sur, la generosidad de Juan Fernández. Nos la cuenta Carmen Martín:

Nos gusta encontrar estas historias en la portada. El ejemplo quen ponemos ahora no se centra en una historia, pero no queremos archivarlo sin mostrarlo: acostumbrados a tantas imégenes insulsas, a tantos posados, a... en las inauguraciones, por esta foto —enhorabuena, Patricia— en la portada de Diario de Burgos vale la pena pagar los 1,20 euros que cuesta el periódico:

sábado, 27 de marzo de 2010

Desembarco en la profesión (2)

Mitxel Ezkiaga nos escribe unas líneas: "Os mando esto con cierto pudor, pero es que encaja totalmente en vuestra iniciativa de ahora: mi primer día de prácticas en un periódico. Hace unos años lo publiqué en mi sección semanal "La agenda portátil" de El Diario Vasco. Luego salió en alguna revista y hasta me dieron algún premio por él...". Pues vamos a disfrutar este "suceso a cuatro columnas":

– Apraiz, ¿no estás pisando demasiado el acelerador?
–Como se nota que eres un novato, chaval.
—¿Cómo has dicho que te llamas?
–Mitxel, Mitxel Ezquiaga. Es mi primer día de prácticas en el periódico.
—Ya se nota, ya.

Y Apraiz pisaba aún más el acelerador mientras la música de Wagner imprimía una marcha épica al vuelo del coche por la vieja carretera nacional. Podría constituir una escena operística si el vehículo fuese un modelo alemán de gran cilindrada, pero era un Seat Panda pequeño y viejo, así que aquello cobraba más el aspecto de una zarzuela amateur.

—Mira, chaval, cuando hagamos las fotos del muerto de Pasajes tengo que ir al Boulevard porque han quemado un par de autobuses y quieren la foto para Primera. Si no corro, nos quedamos sin fotos.

Y Apraiz corría hasta hacer saltar el cuentakilómetros y, a la vez, volvía la cabeza buscando el paquete de tabaco en su cazadora de cuero que iba echada en el asiento trasero. Yo abrazaba mi pequeña libreta, aún por estrenar, que mi madre me había regalado esa mañana al salir de casa. Era mi primer día de periodista, o de aspirante a serlo. Lo que no esperaba cuando dejé esa mañana el hogar familiar es que mi estreno profesional iba a ser la noticia de un muerto aún sin nombre.

—Ahí están las ambulancias. Creo que vamosa tener la foto del fiambre. Empiezas con suerte, chaval.

El fotógrafo Apraiz se había convertido en mi lazarillo. Era pequeño, de pelo prematuramente blanco, con una ligera cojera cuyas causas se atribuían a su mala vida y pocas palabras. Me lo presentó esa misma mañana Carmen Sánchez, la redactora jefe que me había tocado en suerte. En un lenguaje anterior a la invención de lo políticamente correcto definiría a Carmen como lo más parecido a un hombre: cigarro en la boca, pelo corto y sucio, un jersey y un pantalón que ocultaban curvas más masculinas que femeninas y un hablar salpicado de giros de taberna.

—Mitxel, siéntate ahí y ponte a escribir las notas y avisos. Hay quien piensa que lo importante del periódico son los editoriales, pero la confianza del lector se gana con la precisión en estas pequeñas cosas.

Y me senté a preparar tan alta misión con las orejas bien abiertas para captar el ambiente de la redacción. Yo esperaba ver ahí a un grupo de periodistas arreglando el mundo o tratando de ganar un Pulitzer, pero en un primer vistazo sólo capté una tertulia sobre la delgadez de los sueldos, unos susurros en una esquina que parecían el preludio de un ligue y una atmósfera de desgana que no encajaba con lo que yo esperaba encontrar.

Había corregido ya la columna de las farmacias de guardia y me disponía a meter en la página los avisos de los donantes de sangre cuando Carmen Sánchez apareció de nuevo detrás de su cigarro.

—Vas a tener marcha en tu primer día, Mitxel. Ha aparecido un cadáver flotando en el puerto de Pasajes. Vete con Apraiz, el fotógrafo, y luego te escribes una historieta.

Y ahí estaba yo ahora. El cuerpo, envuelto en una manta, descansaba ya sobre uno de los espigones del puerto, junto a la ambulancia de la Cruz Roja, a la espera de que llegara el juez de guardia. Apraiz sacaba fotos con la desgana de quien ha visto ya muchos muertos a través del visor de la cámara, y yo trataba de arrancar alguna información a los empleados del puerto que habían rescatado el cuerpo. Pero nadie quería saber nada de periodistas, y menos de un chaval con un aspecto de estudiante que se apartaba bastante del perfil que se espera de un periodista de sucesos.

Cuando salimos de Pasajes, otra vez en el Panda, otra vez a una velocidad excesiva para aquel coche y aquella carretera, otra vez con la música de Wagner como banda sonora, repasé las notas que había logrado más por el apoyo displicente de Apraiz que por mi sagacidad de reportero. El cuerpo parecía corresponder a un joven magrebí que habría caído de alguno de los cargueros de bandera panameña que llevaban días en el muelle. En sólo 24 horas se podría conocer su filiación, y todo parecía indicar que se trataba de un accidente. Nadie daba demasiada importancia al asunto. Era un caso menor.

—Desde luego que tienes suerte, chaval. Ya se han llevado el muerto al depósito y no ha aparecido ningún fotógrafo de la competencia. Sólo nosotros tenemos la historia, Mitxel.

Apraiz me infundió moral. Fuimos al Boulevard, entre los pelotazos policiales fotografiamos los restos del autobús que un grupo de encapuchados había calcinado un rato antes y regresamos al periódico a la ya sabida velocidad wagneriana. A la redactora jefe lo que más le interesó fue que ningún otro periódico tuviera la foto del muerto.

—¿Seguro que no ha ido nadie de El Diario Vasco?
—Seguro, dijo Apraiz.
—Pues escribe media página en plan reportaje, alternando los datos con las pinceladas
de ambiente, me ordenó Carmen Sánchez.

Una hora después mi trabajo estaba terminado y bajo los ojos de mi jefa. No está nada mal, sentenció con la colilla del cigarrillo milagrosamente suspendida en la comisura de los labios.

—Ya me hubiera gustado a mí escribir así en el primer día de trabajo. Puedes irte a casa si quieres.

Cuando esa noche conté a mis padres las andanzas de mi estreno profesional no pude ocultar mi satisfacción por aquellas palabras de Carmen que aún bailaban en mi cabeza, como un premio Pulitzer doméstico. A la mañana siguiente, cuando me desperté, mi padre me esperaba en el salón con nuestro periódico y El Diario Vasco abiertos por las páginas de sucesos.

—Tu reportaje ha quedado fenomenal, Mitxel. Ocupa casi una página y está muy bien escrito. La pena es que no dices quién era el muerto ni cómo ha sido el suceso, es sólo literatura. El Diario da sólo una columna, sin foto, pero con los datos del fallecido, la explicación de la Guardia Civil y declaraciones desde Tánger de la madre del muerto.

Cuando unas horas después, por la tarde, volví a encontrarme con Carmen Sánchez, sonreían ella y su cigarrillo.

—Enhorabuena por haber recibido tu primer pisotón. Ayer, aparte de escribir una crónica tan bonita, debías haber llamado a la comandancia o a la central de Cruz Roja... El periodismo no es hacer frases, sino dar datos. Por cierto, Apraiz te espera en el coche. Ha volcado en Asteasu un camión que transportaba cerdos y los animales están campando a sus anchas por la carretera.

Apraiz pisó el acelerador casi sin esperar a que terminara de montarme en el Panda, insufló decibelios a Wagner y sentenció.

—¡Cómo se nota que eres un novato, chaval!

La música no es mi fuerte, pero juraría que lo que sonaba en el radiocassette era “Los nibelungos”.

Corría julio de 1983.



Esta foto es bastante posterior al relato. Es de principios o mediados de los noventa. En esa visita con Eduardo Chillida a su finca Zabalaga anunció por primera vez en público su intención de hacer ahí un museo al aire libre, el Chillida-leku, que ahora cumple una década. He mantenido luego una larga implicación con el museo y tengo el "honor" (y el dolor) de haber realizado la última entrevista a ese genio.

viernes, 26 de marzo de 2010

102 cartas al diario en tres meses

Más de una vez hemos mostrado casos en los que las cartas de los lectores se convierten en la mejor pista para que los periodistas publiquen noticias. Hoy os mostramos un caso de esos que no se ven a menudo. Se trata de la historia de Francisco Cousillas, recordam mundial de envío de cartas a La Voz de Galicia: 102 en tres meses.



Y ya que hablamos de informaciones nacidas en las que el diario, se convierte en protagonista, otro ejemplo de las bondades de leer el periódico:


jueves, 25 de marzo de 2010

Concejal de día, delantero de noche

Odiel Información, diario afincado en la ciudad de Huelva, procura en su sección de Deportes dar pasos hacia adelante para ofrecer a sus lectores una mejor sección. En un periódico pequeño, estos esfuerzos tienen un doble valor. Por eso queremos destacar hoy la serie, muy bien trabajada y con un excelente primer nivel de lectura, que abandera Antonio Bendala: "El personaje de la semana".









Antonio nos cuenta algunos detalles de esta serie: "El objetivo de estos personajes de la semana radica en mostrar el lado más humano de los que día tras día compiten en el deporte provincial. Habitualmente son otros los cubren el mayor espacio de los medios de comunicación y con este tipo de reportajes intento plasmar la vida del héroe anónimo. Por ello, tienen cabida en este tipo de reportajes deportes tan dispares como el fútbol, el automodelismo, el bádminton o el BTT (Bicicletas de Montaña). En todos los reportajes busco el detalle más curioso que me ayude a hacer que el lector se enganche a lo que quiero contar".



Antonio Bendala.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Soy ZP, ¿quieres ser mi amigo?

Hemos leído en Expansión un excelente reportaje sobre políticos y redes sociales.


Yago González nos cuenta algunas claves de esta doble página: "Preparé estas dos páginas inspirado, fundamentalmente, por las órdenes de mi jefa. No, en serio: creo que es un tema interesante, sobre todo para una sección como 'Zoom', que se desvincula un poco de la rabiosa actualidad para ofrecer un enfoque más amplio, sereno y atemporal. Es cierto que el asunto de las redes sociales, los blogs, las webs 2.0, etc. está muy presente en los medios, tal vez demasiado, por lo que se corre el riesgo de la saturación. Pero la clave, yo creo, está en un enfoque específico, en poner el ojo en un sector social que use cada vez más estas herramientas para conseguir sus fines. La clase política es un ejemplo perfecto".

"En unos tiempos donde el divorcio entre los dirigentes y la ciudadanía parece casi irreconciliable, los políticos tienen en las redes sociales un instrumento genial para comunciarse de manera más llana y directa con sus posibles votantes. El escepticismo de la gente hacia los partidos es bien sabido, y muchos fruncen el ceño ante esos discursos con sabor prefabricado que se hacen desde los atriles. Huelen a impostura, a palabras diseñadas para la galería. Por eso, dirigirse de forma 'natural' —como apunta en el reportaje el bloguero Emilio Márquez— a los ciudadanos mediante Twitter o Facebook puede sanar esa brecha. O, en palabras del profesor Pérez-Latre, otro experto consultado para el texto, "el marketing es más democrático que la política".

"Como complemento, las páginas muestran algunos datos del trabajo de los partidos políticos en las redes sociales (blogueros más exitosos, páginas de Facebook más seguidas) y ocho anécdotas que vinculan la influencia de las nuevas tecnologías con la esfera política. Son pequeños textos que funcionan bien en el primer nivel de lectura y dan agilidad a las páginas".

"Como anécdota, me gustaría contar que algunos partido deberían revisar el nivel de trabajo de sus gabinetes de comunicación. Al solicitar los mismos datos a los grupos principales, me encontré con una celeridad desigual: mientras a las dos horas ya disponía de información, precisa y completa, del PSOE; el equipo de Génova 13 tardó 4 días en mandarme unos datos escasos e inconcretos".

martes, 23 de marzo de 2010

La noticia estaba... en el diario

Hoy vamos a cambiar el modo de presentar las páginas. Primero, os invitamos a verlas:




Podríamos seguir, pero con estas seis puede bastar. ¿Os llama algo la atención? Se ve que es 9 de marzo, Día de la Mujer; se ve que una periodista, Irene Llorente, recibe un premio; se ve... Hay un detalle que nos parece precioso. Está en esas páginas y en casi todas las de ese ejemplar de Heraldo de Soria:
Silvia Garrote, directora del diario, nos cuenta la idea: "Tenemos una Redacción eminentemente femenina y es uno de los pocos casos dentro de los medios de comunicación en los que muchos de los cargos de responsabilidad están ocupados por mujeres. Pensamos que en el Día Internacional de la Mujer podíamos evidenciar este contexto incluyendo una pequeña marca en cada página en la que habían participado mujeres, tanto en redacción, como en maquetación, diseño o fotografía".

Aplaudimos una idea tan sencilla como excelente.

lunes, 22 de marzo de 2010

No es intrusismo, es gran periodismo

Estos días nos hemos encontrado con varios ejemplos de textos excelentes firmados por no periodistas. Pensamos que se trata de aciertos porque aportan calidad al diario por la autoridad en la materia de quienes escriben.

El primer caso es de Diario de Burgos. Se trata de un precioso y edificante reportaje firmado por el magistrado Ventura Pérez Mariño. Nos cuenta la historia de un sueño hecho realidad: un pediatra burgalés ha levantado un hospital en Camerún:


El segundo, leído en Sur, versa sobre el cincuenta aniversario de "Un rayo de luz", de Marisol. Lo firma José Aguilar, escritor y autor del libro Marisol:


sábado, 20 de marzo de 2010

Desembarco en la profesión (1)

Arrancamos esta serie con... Miguel Ángel Jimeno. Hemos pensado que nada mejor que dar ejemplo para animar a los cientos de periodistas que siguen el blog a que se sumen a esta iniciativa. Así que allá voy:

Mi desembarco en el mundo profesional sucedió un año antes de terminar la carrera, en 1988. Han pasado varios lustros, pero me pasaron tantas cosas, que recuerdo esos meses en Diari de Tarragona como si fueran ayer. Comencé mi vida en aquella ciudad —animado por el magnífico Toni Coll, un director un pelín despistado, que pensaba que aquel bloque de apartamentos tan céntrico y con fama de barato era la mejor opción para un recién llegado— haciendo noche en una casa de citas y la terminé cubriendo el asesinato de una niña a manos de su padre, un tal Miguel Ángel Jimeno…

Las 20.000 pesetas mensuales que me pagaron consiguieron un verano en números rojos, aunque esa primera noche-madrugada —salí pitando del garito a las cuatro y pico de la mañana, maletón a cuestas— fue barata, porque acabé tumbado en el banco de un parque hasta que me despertó un chucho que paseaba por ahí a las seis y poco de la mañana.

Para el incrédulo, para el que no se crea que esta es la profesión más apasionante, dejo varios sucedidos de aquellos setenta y pico días:

Historia 1. El día antes de iniciar oficialmente las prácticas deambulada yo por la Redacción —no tenía dónde caerme muerto…—. A eso de las nueve y pico salió el director del despacho, me miró, se acercó y me soltó un “¿quieres estrenarte?”. Le acababan de contar que se había muerto la abuela de Tarragona. Glup. Vete a su casa a las diez de la noche, llama al telefonillo, anuncia que eres del Diari… Menudo panorama. Imaginaba un velatorio. Aún no había llamado al timbre y ya se escuchaba cierta algarabía. Cuando me abrieron, una veintena de personas cenaba en un gran salón. Los parientes.

—Pasa, pasa. Siéntate, majo.
—Pues venía a…
—Claro, por lo de la abuela. La enterramos ayer. Pero come algo. Así que del periódico.
—Sí, del Diari. ¿Tienen alguna foto de doña Monserrat?
—Claro, majo. Pero de aquí no eres, ¿no?.
—Pues no, de Pamplona.
—Qué dices. Oye, que es de Pamplona. Muchos de nosotros venimos de Pueyo. (Pueyo es un pueblo cercano a Pamplona).

Y nos dieron las once, las doce, la una. Hasta que sonó el telefonillo.
—Quién llamará a estas horas.
—Que soy del Diari. ¿Está por ahí Jimeno?
—Que te pongas.
—¿Sí?
—¿No sabes la hora que es? Está todo el periódico en la rotativa menos tu página…

Era Moisés, el capo de Cierre…

Historia 2. Pasaron los días y un sábado el director me pidió si podía cubrir el domingo, que libraba, una macrorueda de prensa de una sociedad protectora de animales internacional. Pues claro. Y allí me fui. Un auditorio, un montón de personas en la mesa presidencial para criticar las corridas de toros y ni media docena de periodistas. Me senté en la quinta fila, en la butaca 503. No llevaban ni diez minutos colocando su alegato cuando entró la policía. Aviso de bomba. Desalojo. Todos menos yo. El paquete sospechoso estaba bajo mi asiento. Es la imagen más parecida a la famosa secuencia del retrete en Arma Letal.
—Tú tranquilo.
—No se preocupe.
—Tranquilo, chaval.
—Que sí, que estoy tranquilo.

Al cabo de unos minutos, un poli sacó una caja de galletas llena de cables. No había bomba. Una gracieta para reventar la rueda de prensa y yo como protagonista…

Historia 3. Semanas antes de esta aventura, el director quiso compensar su metedura de pata con el alojamiento y me invitó a comer. ¿Te apetece ir al puerto o a un chino? Al puerto de cabeza, pensé. Pero, obvio, no le iba a imponer el lugar, así que “donde tú quieras, Toni”. Al chino… No me hace especial gracia esa comida, así que apenas probé bocado. Aún quedaba el postre cuando el director me dice que se tenía que ir, que había quedado con el dueño del diario. Pues nada, gloriosa comida. Tenía tanta hambre, que caminé un poco, me meti en un bar y pedí un bocata de tortilla de patatas. Y en esas estaba cuando entraron a cafetear el director y el dueño del diario...

Historia 4. Qué vergüenza. Lo bueno es que el director pilló la indirecta y a los días me invitó a visitar el Monasterio de Poblet. Salimos a media mañana de un domingo para llegar bien, pasar en Poblet unas horas y regresar a tiempo a Tarragona, pues un amigo suyo celebraba su primera misa en la catedral a las siete de la tarde. Buen plan. Salimos y al rato paramos en una gasolinera. Depósito bien lleno. Al coche. Arranca pero no avanza. ¿Problemas? Problemón: un depósito lleno de gasofa equivocada. Y el de prácticas a vaciarlo con una pajita. Se puede imaginar el olor que desprendía. Era tanto, que —llegamos cinco minutos empezada la ceremonia— nos convertimos en la atracción del besamanos. El recién ordenado hizo una mueca que aún recuerdo.

Ese fue el final de aquel día. Pero en el durante pasó algo único. Una exclusiva nacional, nada más y nada menos. Como el vaciado del depósito llevó su tiempo —sus horas, más bien—, el dire me invitó a comer en el restaurante de la gasolinera. Estábamos solos. Había un gran ventanal que daba al parking y hacía un calor de narices. Lo recuerdo bien, porque estábamos en el segundo plato y vi que aparcaban fuera tres cochazos. Y que se bajaban tipos fornidos. Y que de uno de los coches descendía uno de más edad… con gabardina. Se lo comenté a Toni. Entraron al comer. Y el de la gabardina se sentó en la mesa de enfrente. Y le dije a Toni: “ese tipo lleva peluca”. “Qué me dices”. Lo tenía a cuatro metros y le miraba y remiraba.
—“Oye, Toni, que es, sí, ¡joder, que es Ruiz Mateos!

Llevaba fuera de España meses, huido de la Justicia.
—Pero cómo va a ser Ruiz Mateos.
—Que sí, Toni, que es él.

Me levanté y me acerqué.
—Perdón, es usted Ruiz Mateos, ¿verdad?
—Así es.
—Soy Miguel Ángel Jimeno, del Diari. Y estoy comiendo con el director.
—Después de comer me entregaré a la Policía. Hoy no voy a hacer declaraciones, pero mañana la primera entrevista será para ustedes.


Historia 5. Qué desembarco en la profesión. Sobreviví a una bomba, a tener en la boca decenas de litros de gasolina, a un incendio... Acabo con él, porque es otra historia para no olvidar. Por desgracia, en agosto hubo el típico incendio potente cerca de Salou. No recuerdo dónde, pero sí que ese día fui a trabajar todo vestido de blanco y que allá me enviaron. Aparcamos en mitad de una urbanización. Humo. Llamas en cercanías. El fotógrafo —Lluís Millán— que se va a tirar fotos y yo que tomo notas y que creo oír un “help”. Imaginaciones. El humo a más. Y el fuego a menos distancia. Y el “help” real. Avanzo una decena de metros y me encuentro al “help” delante: una señora en la puerta de su chalet, llorando, diciendo “help” y señalando la casa. Qué panorama. Allá me lancé.

No veía ni torta. Y el humo podía conmigo. Salí a toda pastilla. La señora más “help” y el fotero con ella y diciéndome que había que salir pitando. De perdidos al río. Mira que si me muero aquí dentro. No veía nada. Pero escuché un “miau”. Otro “miau”. Entré en la cocina y allá estaba, en el fregadero, el “miau” de la “help”. Lo pillé y no sé cómo, pero salí. Casi mato a la vieja. Un gato. Llegué al Diari vestido de negro y tosiendo. (Al día siguiente, a media mañana, Toni Coll me llamó al despacho. Estaba con la señora. Quería darme las gracias y pedirme unas palabras para la crónica que estaba escribiendo. Era una ilustre periodista del Times…)..

Estas y otras cosas recuerdo de mi primera experiencia profesional. Y eso que aún no había pasado ni una semana de mis prácticas cuando un redactor veterano me llevó a un aparte para decirme: “Oye, tú tranquilo, que esta profesión es muy larga y no hay que desgastarse en el primer verano…”.

viernes, 19 de marzo de 2010

Se vende

Hemos leído un estupendo reportaje en Sur. Lo firma Mª Ángeles González y nos descubre algunas consecuencias de la crisis económica:



"Este es un tema —nos dice la periodista— que ya habíamos abordado anteriormente en el periódico, pero algunas inmobiliarias, con las que estoy en contacto, nos constataron que la tendencia se había acentuado mucho a partir de las navidades pasadas. Me puse manos a la obra, en busca de fuentes que pudieran confirmarme algo que empieza a preocupar a algunos sectores de la economía malagueña: cada vez son más los británicos que ponen su vivienda en venta y regresan a Reino Unido. La crisis y la devaluación de la libra, claramente, están detrás de este fenómeno, pero los afectados no suelen reconocerlo".

"Precisamente, lo más difícil fue encontrar testimonios de británicos que estén pensando en marcharse o lo hayan hecho ya. Intenté localizarlos a través de agencias inmobiliarias, asociaciones de extranjeros y anuncios en prensa. Sin embargo, suelen ser reacios a hablar con periodistas y mucho más a admitir que tienen que dejar su sueño de sol y playa por motivos económicos, según me explicaron varias personas que tienen trato directo con ellos".

En ese mismo ejemplar del diario encontramos otro tema muy recomendable. Firmado por Antonio Roche, también tiene como telón de fondo la crisis:


jueves, 18 de marzo de 2010

Corresponsales en España

De vez en cuando viene bien escuchar a colegas. Cuando se plantean bien las cosaas, como lo acaba de hacer lainformación.com, el resultado es interesante. Vamos, que se aprende y mucho escuchando. La serie "Corresponsales en España" es de las que vale la pena seguir. El primero en ser entrevistado ha sido Josto Maffeo, de Il Messaggero.



Laura Pintos, responsable de 233grados.com no cuenta esta serie: "La idea es entrevistar a una serie de corresponsales de medios extranjeros en España —no tenemos un número cerrado aún, pero creo que serán entre cinco y ocho— para saber cómo abordan ellos la profesión, cuál es su visión acerca de nuestro país, qué dificultades se encuentran aquí en el desarrollo de su profesión, cómo es la relación de un periodista extranjero con las fuentes locales, qué temas interesan más en su país y en el medio para el cual trabajan, etc.".

"Creo que los corresponsales cumplen una labor fundamental como una especie de 'embajadores dobles' y que su trabajo no tiene siempre el reconocimiento que se merece, o al menos no recibe demasiada atención. También es interesante ver qué cambia, y qué no, en el trabajo de un periodista según el país para el que informe, aunque resida en el mismo que el resto".

La serie tiene una cita con sus seguidores todos los lunes. Esta semana, el protagonista ha sido Giles Tremlett, de The Guardian.

miércoles, 17 de marzo de 2010

El ángel de la guarda de Maxi

Si la entrada de ayer hablaba de personas con problemas, la de hoy se centra en personas con historias alegres. La primera la hemos leído en La Vanguardia.




La segunda la ha publicado La Rioja. Como resaltamos siempre, un acierto destacarla en la portada:




No queremos dejar este diario sin mostrar otra de sus recientes portadas. Una de sus grandes apuestas informativas, el pelotari Titín, cumple 1.500 partidos como profesional. Para celebrarlo, una idea original: "Dos ejemplares únicos".

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