La de ayer era una historia triste. Las de hoy, preciosas. Para leerlas todas muy despacio. Para llenarse de esperanza. Para descubrir que hay blogs maravillosos, madres maravillosas, padres maravillosos, hijos maravillosos. Nuestro Tiempo y Javier Marrodán se han encargado de hacernos pasar decenas de minutos saboreando periodismo del bueno.
Javier nos ha contado algunas claves del reportaje: "Como tantos otros, fue cobrando forma de manera espontánea. En la redacción habíamos hablado alguna vez de los blogs promovidos por dos padres de Pamplona cuyos hijos tienen, respectivamente, autismo y síndrome de Down. Nos llamaban la atención el cariño y hasta el orgullo con los que esos padres hablaban de sus hijos, pero también el hecho de que sus blogs hubiesen servido para poner en contacto a otras familias que afrontan situaciones similares. Haciendo honor a su nombre, Internet había ido tejiendo una red entre muchos padres y madres interesados en compartir sus experiencias, sus inquietudes, sus miedos o sus alegrías. Además, los protagonistas eran casi siempre esos niños que la sociedad occidental va depurando tantas veces a través de políticas sutilmente eugenésicas. (En Nuestro Tiempo ya hicimos hace cuatro años un extenso reportaje sobre el síndrome de Down que se tituló, precisamente, “Niños en peligro de extinción”)".
"El caso es que buscamos y seleccionamos algunos de estos blogs, y descubrimos que hay muchos padres y madres increíbles que se vuelcan día a día con sus hijos, precisamente porque necesitan más ayuda. Entrevistamos a varios de España, Argentina, Chile, Colombia, México y Venezuela. Cada uno de ellos nos contó su historia familiar y cómo el blog se había convertido en un estímulo para afrontar el día a día y en un magnífico cauce para relacionarse con otras familias. Sus testimonios son conmovedores: hablan con naturalidad de su vida cotidiana y de cómo superan las dificultades de todo tipo que supone convivir con un niño que tiene parálisis cerebral, síndrome de West, leucemia, autismo, hidrocefalia o síndrome de Down. No se consideran héroes y nunca han pensado en sí mismos en esos términos, pero lo cierto que son las personas como ellas las que realmente sostienen el mundo. Y encima, hasta son felices de vez en cuando. Carolina García, madre de un niño con parálisis cerebral, lo resumió muy bien en apenas dos frases: Seguramente la vida sin Martín sería más fácil, pero no sería más feliz. Lo sé porque viví 27 años sin él. Como sus historias y sus reflexiones eran tan contundentes, optamos por transcribirlas en primera persona, de modo que llegasen a los lectores de manera directa, sin intermediarios. Organizamos además el conjunto del reportaje como si fuese un blog, dividiendo el texto en pequeños bloques, que siempre son más fáciles de leer. Las ilustraciones nos las cedió Miguel Gallardo, dibujante profesional, padre de una niña con autismo".
"El caso es que buscamos y seleccionamos algunos de estos blogs, y descubrimos que hay muchos padres y madres increíbles que se vuelcan día a día con sus hijos, precisamente porque necesitan más ayuda. Entrevistamos a varios de España, Argentina, Chile, Colombia, México y Venezuela. Cada uno de ellos nos contó su historia familiar y cómo el blog se había convertido en un estímulo para afrontar el día a día y en un magnífico cauce para relacionarse con otras familias. Sus testimonios son conmovedores: hablan con naturalidad de su vida cotidiana y de cómo superan las dificultades de todo tipo que supone convivir con un niño que tiene parálisis cerebral, síndrome de West, leucemia, autismo, hidrocefalia o síndrome de Down. No se consideran héroes y nunca han pensado en sí mismos en esos términos, pero lo cierto que son las personas como ellas las que realmente sostienen el mundo. Y encima, hasta son felices de vez en cuando. Carolina García, madre de un niño con parálisis cerebral, lo resumió muy bien en apenas dos frases: Seguramente la vida sin Martín sería más fácil, pero no sería más feliz. Lo sé porque viví 27 años sin él. Como sus historias y sus reflexiones eran tan contundentes, optamos por transcribirlas en primera persona, de modo que llegasen a los lectores de manera directa, sin intermediarios. Organizamos además el conjunto del reportaje como si fuese un blog, dividiendo el texto en pequeños bloques, que siempre son más fáciles de leer. Las ilustraciones nos las cedió Miguel Gallardo, dibujante profesional, padre de una niña con autismo".
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