Mirar la ciudad

Martín G. Barbadillo, de Diario de Burgos, nos escribe —muchas gracias— sobre una serie que ha publicado. "Septiembre es el principio del curso, de todo en realidad, así que en ese mes del año pasado comencé Curiosamente Burgos. El concepto de serie periodística me interesa mucho por sus posibilidades y me gustaba pensar que era un punto de referencia semanal para mucha gente durante un curso; una costumbre (o rutina) insertada en la vida. La idea era invitar a mirar la ciudad propia como se hace con las ajenas cuando se está de viaje; tratar de buscar lo extraordinario de lo cotidiano y reivindicar el espacio público como lugar donde se desarrolla la vida".

“Caminar, mirar y descubrir” era el subtítulo de la serie y la idea que lo resume. La curiosidad a tiempo completo, el impulso que la movió. Como lo monumental está más que contado, me centré en otras cosas: la vida paralela de los soportales, las curvas sugerentes de los edificios modernistas, el poder evocador de las chimeneas industriales, la particularidad de las afueras (la ciudad y sus límites), la ropa tendida y lo que cuentan de la gente, los retratos que miran desde los muros... En la contra de los jueves durante 25 semanas, todo un invierno burgalés, me pateé la ciudad sin plan previo. Los textos están escritos sin ningún afán erudito, simplemente desde el punto de vista de alguien que pasea sin rumbo y mira hacia arriba dejándose sorprender. Como podría hacer cualquiera. Las fotos las hice yo mismo con mi iPhone, un objeto que cabe en el bolso y no obstaculiza el paseo, como las libretas que llevaban algunos flaneurs del siglo XIX para tomar algunos apuntes de dibujo. Además no había pies de foto, no se decía cuáles eran los lugares que aparecían en las imágenes para precisamente 'empujar' a salir a la calle y buscar. Mucha gente, me consta, 'jugaba' a adivinar dónde estaban, lo que es un plus entrañable".

"La serie gustó y, una vez terminada, me decidí a publicarla como libro".