Terminamos —casi, casi— la primera semana del año acudiendo a Galicia. Hemos encontrado un reportaje que vale la pena leer en El Correo Gallego.
"En los temas de ruido —nos cuenta Ana Calvo— lo difícil no es encontrar la información, sino poder dedicarle el espacio que se merecen los vecinos que soportan el botellón en su propia casa, sin poder dormir y con vomitonas y orines todas las mañanas en la puerta. Son muchísimos los que, a lo largo del año, se dirigen al periódico desesperados, muchas veces sólo para saber que alguien les escucha. Lo de las pintadas en Santiago tiene también una historia larga: normalmente es el ayuntamiento quien se queja de las sanciones ridículas que se imponen a la gente que pinta en las paredes del casco histórico, sobre todo si se comparan con el coste que para la administración local tiene la limpieza de las fachadas".
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