Hace unos días publicamos "Vladimir volvió a Chequia". Era un ejemplo de "para qué" sirve un periódico. Insistimos en la idea porque es una tendencia muy loable que los diarios hablen cada vez más de personas y que eso ayude a esas personas a salir adelante. Hemos descubierto otra excelente historia, abanderada por María Piñeiro, en El Progreso: el dramático desahucio de dos ancianos enfermos.
María nos ha contado esta historia: "La historia nos llegó a través de una vecina de la familia, que se la encontró abrumada por las circunstancias y sin saber qué hacer. Una pareja de octogenarios, enfermos, que llevan más de 30 años viviendo en la misma casa, de la que tienen un contrato de compraventa, recibe la visita de una comisión judicial que pretende ejecutar una orden de desahucio.
Ya de partida es un caso tremendo, pero, a medida que los días fueron pasando se convirtió en rocambolesco. La orden de lanzamiento se emitió después de que al nieto de los ancianos, un hombre con discapacidad psíquica, le embargasen dos fincas. El perito no tuvo en cuenta ninguna de las construcciones situadas en las parcelas por creerlas deshabitadas y emitió un informe en este sentido, es decir, certificando erróneamente que estaban vacías las casas. Las dos fincas, además, se valoraron en un precio mínimo, pese a que son urbanizables.
Tras quince días (donde realizamos un seguimiento casi diario para denunciar la situación), el juez paralizó el desahucio para alivio de la pareja. Y de todos los que la seguirmos".
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