Furgoneta bomba. 300 kilos. Un edificio. 117 personas en su interior. Casi la mitad, niños. Así actúan los asesinos de ETA. Y con nocturnidad. Los burgaleses despertaron a las cuatro de la mañana. También muchos periodistas de Diario de Burgos, que se pusieron manos a la obra de madrugada para ofrecer a los lectores la primera información sobre lo sucedido.
Andrés Galarón nos relata cómo fue aquella noche. Y lo hace mientras los asesinos de ETA acaban de matar a dos guardias civiles en Mallorca (el burgalés Carlos Sáenz de Tejada y el pamplonés Diego Salva).
"Os mando alguna idea atropellada por la actualidad, que hace que ahora estemos otra vez inmersos en los efectos de la barbarie terrorista. Me pilló la explosión en el diario, donde se sintió claramente. Intenté averiguar qué había pasado, cosa que pude confirmar en 5 minutos por datos obtenidos de un coordinador de emergencias situado en el foco".
"Todo lo demás fue previsible: llamar a los fotógrafos, al redactor jefe y, en cascada, poner en marcha la maquinaria informativa y estando en contacto con la planta de impresión. En poco más de una hora las cosas estaban definidas en la redacción y fuera los periodistas gráficos y redactores con la misión encomendada. No faltó el auxilio a los 'gráficos' con un puente humano que permitía cada cierto tiempo retirar las tarjetas de las cámaras y llevar otras de repuesto para así tener material dispuesto. Sobre las seis y media se terminó el trabajo en redacción. Quedaba llevarlo a la planta de impresión para que a las nueve estuviese el ejemplar en manos de los lectores y a las once terminado el reparto a las casas de los suscriptores".
"Desde ese momento un segundo equipo empezó a trabajar con las visitas de autoridades, las evacuaciones, el edificio dañado, etc.". Este fue el primer resultado de esas intensas horas de trabajo:
Como siempre