Jaime Serra, artista metido desde hace muchos años a labores de infografista —ahora abandera el equipo de
La Vanguardia, durante años sentó cátedra en
Clarín— es de los que hace camino al andar. Es un ejemplo de lo que necesita el periodismo en estos días: arriesgarse. Por hacerlo habrá recibido "palos", pero mejor jubilarse habiendo desgastado neuronas que no dejando pasar las horas hasta la jubilación. Hablamos hoy de él porque queremos mostrar su última "locura": una columna de opinión basada en la infografía.
Jaime nos cuenta que llevaba muchos con esta idea en la cabeza. "La primera vez que me planteé esta posibilidad fue allá por el año 1995 después de publicar en
Clarín el 'grafico del pan'. Fue un trabajo del día, hecho sin demasiada reflexión. No había una intención de opinar, pero si quería potenciar el contenido informativo, con ese fin sustituí la gráfica de manual de estilo por una ilustración fotográfica y es esa ilustración —que deja migajas a los pobres— la que parece que contiene implícitamente una toma de postura, una opinión. Así lo entendieron muchos lectores y colegas que se apasionaron con la idea. Pero a mi algo 'me hacía ruido".
"Es cierto —sigue reflexionando— que hay datos tan escandalosos para nuestro sentido de la ética que la simple decisión de presentarlos mediante el impacto visual de un gráfico puede parecer una toma de postura, y de hecho lo es, pero los datos, en si mismos, no opinan, la información es la que es. Es el tratamiento el que manipula, el que les hace tomar partido. Para opinar hay que hablar desde uno mismo, 'mojarse'. Cualquier manipulación de la información con fines de otorgarse más razón me parece, como periodista y aun más como ciudadano, aborrecible. Por eso, después de algunos experimentos, desestime usar datos objetivos para opinar. Una cosa es informar y otra, muy distinta, opinar.
Usando su blog (
radikalinfographic.blogspot.com) como libreta de apuntes "se me materializaron en clave gráfica —no necesariamente infografica, de hecho uso todas las herramientas que aprendí en 20 años de oficio— algunas reflexiones y esto si me pareció que podía ser una columna de opinión honesta". Y se lanzó. Su propuesta encontró el interés y apoyo de la dirección de
La Vanguardia, "una actitud especialmente valiente para los tiempos que vivimos, y que creo que demuestra que algunos medios están dispuestos ha arriesgar si hay una propuesta".
"Mi deseo —nos dice— era que se publicara en el mismo formato que cualquier otra columna de texto y sin ningún elemento gráfico que advierta de que se trata de una columna, digamos, diferente. La elección de la sección Tendencias donde se incluye, fue del diario y es algo que me agrada especialmente. Que no se presuponga que este tipo de trabajos deban ir en, por ejemplo, Cultura".