Gabriel Sama, periodista y consultor mexicano afincado en San Antonio, Estados Unidos, nos hace llegar estos tres reportajes publicados por Luis de Uriarte en el diario Reforma.
Le pedimos a Gabriel que contactara con Luis. Lo hizo. Y le planteó varias preguntas:
1. ¿Cómo encontraste la historia?
Un mexicano que vive en Australia me envió un mail diciendo que había visto una noticia al respecto en un noticiario de televisión. Me envió la liga del reporte comentando que estaba muy indignado con la mala imagen de México en el extranjero por este tipo de historias.
2. ¿Cómo encontraste al personaje principal? ¿Qué tan abierto estuvo a hablar? ¿Qué dijo de ser entrevistado por un medio mexicano?
Con los datos del reporte de la televisora hice una búsqueda en google y encontré la página web de Exit International. Logré hablar con Philip Nitschke y él me pasó los datos de contacto de Don. Él estaba dispuesto a hablar, pero su condición física le impedía hacerlo. Tardé bastante en poder recabar su historia. Tuve que hablar con él un par de veces y escribirle varias veces por mail. No dijo nada en especial de ser entrevistado por un medio mexicano. Siempre estuvo muy dispuesto a colaborar lo que su salud le permitía.
3. ¿Cuán difícil te fue reportearla y venderla a la sección para que la publicaran?
Reforma está haciendo un esfuerzo importante por publicar reportajes de alto impacto que se publican en varias entregas. El caso de Dana, una chica que desapareció en un viaje al Caribe mexicano, fue el primer trabajo de este tipo. En ese contexto, tuve apoyo total de la redacción para publicar la historia. La dificultad fue la de tener que escribir sobre personajes que están lejos. Fue tardado encontrar y hablar con todos los personajes de la historia. Lo que tiene que ver con la operación de Exit International fue reporteo en Internet.
4. ¿Cuánto te tardaste y cuáles fueron los mayores obstáculos?
Me tardé un par de meses por las dificultades que ya comenté. También fue dificil emocionalmente hablar con gente que sabes que va a morir, que quiere morir. También fue difícil reportear sobre métodos para conseguir ese objetivo. Mientras escribía, de pronto me caía el veinte y pensaba, "qué fuerte, ya sé cómo puede matarme sin dolor, qué fácil es, no hace falta darse un balazo o tirarse a las vías del metro". Otra dificultad fue el dilema ético. Tenía que dar la información, ser preciso, pero también cuidar el no dar información con la que alguien pudiera saber cómo matarse leyendo el reportaje. Omití la dosis necesaria y la manera de administrate el pentobarbital.
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