sábado, 24 de julio de 2010

Desembarco en la profesión (18)

Marta Chávarri nos relata sus primeras "pedaladas" en Tele5.


Me perdía por esos estrechos pasillos de Tele 5, flanqueados por grandes fotografías de presentadores famosos que parecían saludar al pasar. Y mientras me miraban cuando avanzaba por el pasillo, me preguntaba cómo habría empezado toda esa gente a trabajar antes de ser “famosos”. ¿Habrían pasado algún verano, como yo, de “becaria precaria” en algún canal de televisión, periódico o emisora de radio? Paula Vázquez, sonriente en una de esas fotografías del pasillo, entonces presentadora del Euromillón, no tenía mucha pinta de haber aguantado todo un verano leyendo El Mundo, El País, de cabo a rabo, y más en profundidad el Marca, el As y El Mundo Deportivo, como fue mi caso en ese verano de 1999. Así estuve yo prácticamente todo mi periodo estival de “prácticas” semivacacional. “Ella cobra un millón de pesetas por programa”, me aseguró un cámara de Informativos tomando una “Coca-cola” en la Cafetería. Y yo ya empecé a frotarme las manos. Pensé con la inocencia del novato: “Ésta es una profesión con futuro”.

Los vi, en sus marcos de colores, por primera vez ese 5 de julio de 1999. Todavía se emitía “Médico de familia”. Por supuesto allí estaba fotografiada la sonrisa congelada de Emilio Aragón. En Pamplona, a punto estaban de lanzar el chupinazo. Sin embargo, todos esos cuadros me comenzaron a embriagar hasta perder el cronómetro que mide el tiempo en la capital navarra. Allí, en los pasillos de Tele 5, empecé a no echar de menos mi tierra. Quién me lo iba a decir.

Yo ya había hecho prácticas en un canal local de televisión navarro (el único en ese momento: sí, Canal 4 Navarra). Ya sabía qué eran eso de las colas, eso de los totales, y por supuesto, eso de los vídeos, vtrs o piezas. Claro que sí. Incluso había hecho varias de ellas, con entradillas o staymans/women incluidos. Por supuesto. Por eso llegaba a esa redacción de Tele 5 a por todas.

Pero esa redacción de Madrid era otra cosa. Había mucha gente que iba y venía sin parar. Con papeles, con cintas, con cafés. Siempre con prisa. A carreras. Y parecían muy profesionales. Ellos, los periodistas de los informativos no aparecían en las fotografías de los famosos. Bueno, Angels Barceló, sí. La única. Ella se sentaba, junto al equipo de informativos, frente a su ordenador en el centro de la redacción. Pero no llegué a intercambiar con ella más que un “hace calor hoy” de ascensor o un “¿vas a pasar tú?” en los baños de chicas. Entre ella y los becarios se levantaba un largo puente difícil de recorrer. Además mi sección era....la de deportes. Angels Barceló no tenía ni arte ni parte en esta sección.

Entre ese ir y venir de periodistas, cámaras y documentalistas, me sentía como un pequeño patito a la deriva dentro del océano Pacífico.

La redacción de deportes era la más familiar. Pero también la más machista. 10 periodistas cubrían la información deportiva. Y sólo una mujer: Maika. “Bienvenida al equipo” me dijo Antonio Lobato, ahora más conocido por cubrir la Fórmula 1 copada por Fernando Alonso. Él iba a ser mi jefe. No Fernando Alonso, ya me hubiera gustado, sino Antonio Lobato. Alonso por aquel entonces, desde luego que no tendría ni el carnet de conducir, porque, además se lo sacó hace apenas un par de años. En casa del herrero, cuchara de palo.

Menos mal que estaba Maika. Aunque, cuando nos íbamos a comer todos juntos al comedor, ella era “uno” más en las sobremesas. A ver quién decía la mayor burrada. A ver quién sabía más de la última estrategia del Real Madrid o de las tácticas más inconfesables del jugador de turno. De fútbol, por supuesto. El deporte rey. La disciplina deportiva que no se podía dejar en manos de un becario. “Marta, en tu primer día, te vas a estrenar con ciclismo”. La Vuelta a España llegaba a Torrelodones y “alguien” tenía que cubrir esa etapa. Ese alguien fui yo. Y no les vino mal a Lobato y compañía, ya que su becaria fue la única periodista (ya me había licenciado, por aquel entonces) capaz de entrevistar al líder de la carrera: Jan Ulrich. Sí, sí, al del maillot amarillo, al número uno. Inaccesible, como buen alemán, no contestaba a quien no entendía. Pero la becaria de Tele 5 sabía alemán gracias al Erasmus del año anterior y Ulrich me concedió el privilegio de ser la única que se fuera a la redacción con unas palabras. Fue una carrera emocionante. Mi primera etapa en estos lides. Y me quedaban muchas más pedaladas. Y las me quedan...

1 comentario:

Leire Escalada Bericat dijo...

Buena historia! Y un Erasmus muy bien aprovechado ;)

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