"Ochoa de Olza reacciona a la medicación". A las 7.30 de la mañana del 23 de mayo, los editores de este blog leíamos este esperanzador título en la portada de Diario de Navarra. Sentimos alivio. Porque, como miles y miles de navarros, vivimos muy pendientes de las informaciones sobre esa excelente persona y ese gigante de la montaña que era Iñaki.
Apenas había pasado una hora, cuando, al repasar las ediciones digitales de algunos diarios, encontramos este título en la del periódico navarro: "Fallece Iñaki Ochoa de Olza". El texto que acompañaba al título: "El montañero navarro no pudo resistir más. Tras cinco noches a más de 7.400 metros de altura y afectado por una grave lesión cerebral complicada en las últimas horas por un edema pulmonar, Iñaki Ochoa de Olza falleció hoy a las 8.45 horas (12.30 horas en Nepal) en la pared sur del Annapurna".
Iñaki ha protagonizado estos días uno de los casos más hermosos de solidaridad que se pueden vivir en una comunidad. Su familia. Sus amigos. Por supuesto. Pero también miles de personas que no lo conocían han sentido como suyo el penúltimo capítulo de la vida de Ochoa de Olza. El seguimiento del diario navarro durante los días previos y posteriores ha sido ejemplar. El peso de las informaciones lo ha asumido un equipo capitaneado por J. J. Imbuluzqueta y Laura Puy, al que se han sumado Fernando Ciordia, Carmen Remírez, Santiago Zuza, el área de Infografía...
Aquí vamos a mostrar el seguimiento realizado por el diario en su edición en papel, pero vale la pena no perder de vista la información aportada desde la web. Por ejemplo, a media mañana del viernes 23, ya ofrecía una cobertura muy completa:
Empecemos por el principio. El 15 de mayo encontramos la primera información sobre el gran objetivo del montañero. Llamamos la atención sobre su columna, titulada "Mi lucha". Vale la pena leerla despacio.
La siguiente información la encontramos el día 20. No llegan buenas noticias desde la "montaña maldita".
A partir de ahí, decenas de horas de angustia. Diario de Navarra, patrocinador de la expedición, se vuelca. Es más, la sede del diario sirve de "campamento base" para coordinar la localización y el salvamento de Iñaki. Así se abordó el tema el 21 de mayo:
22 de mayo. Navarra —y España, porque numerosos diarios también siguen el tema— vive pendiente del montañero. Cientos de personas llenan la web con mensajes de ánimo ("hay que volver a casa, hay que volver Iñaki, vamos, vamos, vamos", escribía Ander). Gravemente enfermo, sin poder valerse por sí mismo. Pero hay esperanza: han llegado noticias de que está vivo. Pero aún no se ha podido llegar hasta él. La viñeta de César Oroz refleja el sentir de una comunidad.
22 de mayo. Navarra —y España, porque numerosos diarios también siguen el tema— vive pendiente del montañero. Cientos de personas llenan la web con mensajes de ánimo ("hay que volver a casa, hay que volver Iñaki, vamos, vamos, vamos", escribía Ander). Gravemente enfermo, sin poder valerse por sí mismo. Pero hay esperanza: han llegado noticias de que está vivo. Pero aún no se ha podido llegar hasta él. La viñeta de César Oroz refleja el sentir de una comunidad.
Pero Iñaki no puede resistir. Atrás han quedado cuarenta años vividos intensamente y catorce ochomiles. Su familia decide que descanse para siempre en el Himalaya. La mirada también se dirige a los que le han ayudado. Tienen que descender en unas condiciones muy complicadas.
La portada del 25 de mayo llega con una buena noticia: todo el equipo de rescate está a salvo. Con la voz "quebrada por la emoción", Horia un odontólogo rumano de 31 años, relata los últimos días de Iñaki. Todos los "rincones" de las páginas valen la pena: las cifras, el bellísimo perfil de Javier Marrodán, la impresionante carta que la madre de una montañera fallecida en 1990 escribe a la madre de Iñaki, el seguimiento al montañero aragonés Carlos Pauner...
El funeral. Fue el tema de portada del 26 de mayo. Con un detalle novedoso: en la "lista" de personas que asisten, los políticos figuran en último lugar. Además, el diario ofrece una doble "escrita" por el propio Iñaki: antes de partir al Himalaya, recordaba cada cumbre que había hollado a más de ocho mil metros.
El martes 27 el periódico abordaba un tema que ya adelantaba el día anterior: el Ejecutivo foral concede la Medalla de Oro al Mérito Deportivo al montañero navarro y a todo el equipo que participó en su rescate. Además, en la sección Cartas de los lectores dominaban las escritas sobre Iñaki. Y un detalle significativo: en el espacio dedicado a "Lo más leído" en diariodenavarra.es, las cuatro noticias del día anterior que encabezan la clasificación también se refieren a este tema. Un dato más para certificar lo que señalábamos al principio: el enorme seguimiento de una comunidad por la historia de uno de los suyos.
Es hora de poner el primer punto final.
Pero antes, un acto hermoso. Lo encontramos en el blog de Luis Guinea, periodista de Diario de Navarra. Luis escribe unas líneas que ensalzan la labor periodística de un compañero: "Su historia, sus dificultades, penurias, la angustia de su familia, de sus conocidos, los intentos por rescatarle las hemos conocido gracias a Josetxo, un compañero del sitio en el que trabajo que lo ha contado de una forma excepcional en el periódico. Además de estar muy bien escritas, con una información completa y rigurosa, el trabajo de Josetxo tiene un mérito doble. Era amigo personal de Ochoa de Olza. Su labor periodística, la delicadeza y profesionalidad a la hora de tratar el asunto merecen un reconocimiento público". Josetxo es J.J. Imbuluzqueta.
Y una última recomendación: la carta de despedida que escribió a Iñaki otra grande, Edurne Pasabán. Y es que, como decía uno de los cientos de mensajes de condolencia escritos en la web de Diario de Navarra a las pocas horas de saberse la triste noticia, "no me cabe duda que en estos momentos Iñaki está ascendiendo a la cumbre más alta de su vida y seguro que también en la que menos esfuerzo tiene que emplear. Descansa en Paz".
Cuando terminamos de trabajar esta entrada tan especial hablamos con Laura y con Josetxo. A los pocos días —millón de gracias a los dos—, recibimos este largo pero impresionante comentario. Lo que sigue es un lujo para este blog.
"Cuando Miguel Ángel y Txema nos pidieron unas líneas para acompañar el análisis sobre la cobertura que hicimos la semana pasada del rescate y la muerte de Iñaki nos dieron vía libre para escribir sobre lo que quisiéramos. Pero a veces esa vía libre no ayuda porque tienes tantas cosas para contar, que no sabes decidirte. Eso nos está ocurriendo aquí: ha sido una experiencia excepcional sin una línea bien definida que separase lo laboral de lo personal, una vivencia que ha arrastrado a una implicación no sólo de quienes hemos firmado los textos sino de todo el periódico. Por eso, hemos pensado contar qué ha supuesto para nosotros participar en esta historia teniendo en cuenta que el origen de esa implicación era muy distinto: Josetxo, como redactor de Deportes y de montaña, conocía a Iñaki desde hace muchos años y ha seguido todos sus pasos, y Laura, como redactora de Sucesos, conocía de Iñaki lo que Josetxo escribía".
Josetxo: "Una intensa y vertiginosa montaña rusa de sensaciones, un continuo choque de sentimientos. Así es como definiría yo los siete días posteriores a la llamada que me avisó de que Iñaki Ochoa de Olza había sufrido un ataque cerebral a 7.400 metros en el Annapurna. Nervios, incertidumbre, sorpresa ante su fortaleza física, decepción o moderada alegría según cómo fuesen las noticias que llegaban de Nepal, rabia —¿por qué a él?—, admiración por aquellos que arriesgan su propia vida para salvar la de un compañero, impotencia, esperanza al ver que —aunque mínima— aún había alguna posibilidad de rescatarlo con vida, dolor al conocer el fallecimiento, orgullo al ver la respuesta de sus amigos y al comprobar la inmensa conmoción que su tragedia causó en Navarra, nostalgia al ir recordando alguno de los momentos o conversaciones que compartimos, resignación... Todos esos fueron sentimientos que, en esa larguísima semana, se entrecruzaron sin orden y concierto en todos los que vivimos y sufrimos —gracias a las facilidades y comprensión de sus familiares— el intento de rescate del montañero navarro. Una semana muy dura, muy complicada. Aún más por mi doble papel de amigo y periodista. Desde que supe los problemas, aún más al conocer que las tareas de rescate se iban a coordinar desde el propio Diario de Navarra, traté de darme una distancia, separarme un tanto para ser lo más objetivo. Imposible. Nada más lejos de la realidad. Los hechos de este intento de rescate y del posterior fallecimiento, fueron como una ola que, por mucho que trates de alejarte, te alcanza y te engulle.
La información sobre montañismo exige una relación personal, una mutua confianza entre el informador y el protagonista (a la vez, fuente principal de información). Y si esa relación dura ya más de ocho años, con llamadas y reuniones en torno a una taza de té o café cada pocas semanas, compartiendo éxitos y también anhelos, una relación que siempre fue honesta, cordial y sin reproches, y encima el montañero tiene la calidad humana de Iñaki —algo que ha quedado evidente con las muestras de solidaridad recibidas—, ésta acaba superando el ámbito profesional y se convierte en una amistad. Y ahí, ya no se puede ser objetivo.
Por eso, a la hora de informar sobre este hecho la pauta que nos dimos todos mis compañeros y yo mismo desde el principio creo que fue la del máximo respeto. Es fácil, sabiendo todos los detalles y todas las gestiones realizadas en un proceso tan delicado como éste, pasarse de la raya. La historia, aunque con el peor final posible, lo tenía todo para ser contada, un perfecto guión de cine para Hollywood: aventura, tensión, angustia, tragedia, solidaridad, sacrificio, amistad, emoción, sentimiento... No hacía falta añadirle nada. ¿Para qué edulcorarla? Sólo había que estar ahí, contarla tal cual, informar con responsabilidad de cada cambio en la situación pero teniendo muy claro que siempre había que anteponer los sentimientos de la familia y los amigos. No fue fácil pero, modestamente, creo que se consiguió. Se hizo un seguimiento riguroso, sin caer en un excesivo sentimentalismo y huyendo al máximo del morbo que suele rodear en demasiadas ocasiones las informaciones sobre alpinismo —recuerdo con auténtica vergüenza las preguntas, fuera de tono y sin un ápice de sensibilidad, que un 'periodista' hizo en una entrevista telefónica al coordinador del grupo de rescate apenas una hora después de conocerse el fallecimiento—. Nunca hubiera deseado dar esta noticia, sabía que podía ocurrir pero jamás llegué a imaginarla así. Ha sido una experiencia dolorosa, dura pero, a la vez, única e inolvidable. Una semana que tuvo el mejor bálsamo en los mensajes de agradecimiento que nos envió la familia".
Laura: "Mi participación llegó de rebote: el grupo coordinador de rescate (Pablo Ochoa de Olza, uno de los tres hermanos de Iñaki, Koldo Aldaz, Jorge Nagore y Cristina Orofino, sobre todo) había pasado la noche del martes al miércoles en el periódico y los jefes del Diario me propusieron acompañarles para la siguiente. La diferencia horaria con Nepal (3.45 horas más) obligaba al grupo a trabajar desde la madrugada, y acepté encantada, aunque todavía no sé muy bien por qué. Creo, e imagino que a Josetxo no le hará gracia leerme, que entre otras cosas influyó decir sí sin pensármelo el hecho de que siempre que ha habido un suceso relacionado con la montaña Josetxo me ha ayudado en todo lo que ha podido. Por lo que había leído hasta entonces (los periódicos del martes y el miércoles y lo que se iba a publicar el jueves), él llevaba las riendas en esta historia, trabajando muchas horas seguidas, y entendí que tenía que descansar durante la noche para intentar estar en forma desde primera hora de la mañana, que es cuando aparecía en el periódico. Además, mi labor fundamental iba a ser acompañar al grupo, posibilitarles lo que necesitaran y ayudarles en lo que pudiera. Ésa era la idea inicial y así transcurrió la primera noche, entre cafés, llamadas al campo base y viceversa, consulta constante de la meteorología y envío y recepción de correos electrónicos de amigos y compañeros de los rescatadores en el Annapurna, de personas que se encontraban en Katmandú y ofrecían su ayuda al conocer la situación de Iñaki o de, simplemente, desconocidos que enviaban ánimos en varios idiomas. Y sin darme cuenta me situé en el campo base del Annapurna con Nancy, la compañera de Iñaki que hacía de enlace entre nosotros e Iñaki y Horia a 7.400 metros de altura en el campo IV; me encontré en el pueblo de Pokhara esperando con los rescatadores a que el tiempo mejorase para que el helicóptero les llevara hasta el campo base; visualicé la nieve y las complicaciones de la cara sur del Annapurna y los cientos de metros de distancia en altura que les separaban del campo IV; vi cómo el helicóptero con los rescatadores no podía ascender más por la niebla; deseé ponerme al teléfono para convencer a la funcionaria de Naciones Unidas que dejara su terminal en el campo base para que Nancy pudiera seguir comunicándose con nosotros; vi cómo Horia cuidaba a Iñaki, le daba comida y calor y le arropaba; cómo el suizo Steck corría hacia el campo IV con la medicación; sentí cómo a Horia le dolía dejar a su amigo para abrir huella al suizo; cómo éste inyectaba a Iñaki los diuréticos y la dexametasona e Iñaki se quedaba dormido… Y todo porque el grupo de Pamplona lo vivía con esa intensidad, preocupados de que fuese cuestión de horas y emocionados de que los rescatadores del Annapurna estuvieran arriesgando la vida por su amigo, sin importar estar delante de una ‘extraña’, yo, pues si algo hicieron fue hacerme partícipe de lo que pasaba y sentían, contagiándome su alegría, su esperanza, su tristeza, su nerviosismo, su montaña rusa de sentimientos que escribió Josetxo. En ningún momento, ni en los más pesimistas, me sentí extraña.
La noche del jueves al viernes fue todavía más meteórica. Iñaki estaba muy mal y el grupo, que era consciente, lo dio todo. No sé si serán conscientes ahora o algún día, pero hicieron lo que estaba en sus manos. Sólo les faltó plantarse en el Annapurna, llevar el oxígeno y meter a Iñaki en la cámara hiperbárica. Puede parecer que no soy objetiva, pero creo que sí lo es que en esos días hicieran llamadas a nueve países para rescatar a Iñaki. Tengo un recuerdo muy especial de esa noche. Hablé con Pablo varias veces y le pregunté cómo se imaginaba a los rescatadores. Subiendo sin parar hasta donde está Iñaki, me dijo. Acababa de mantener la conversación con Horia en la que le había dicho que era su héroe. El énfasis que Pablo puso en esas palabras, sin poder aguantar sentado en la silla, golpeando con el puño derecho en la mesa y repitiendo constantemente Horia, eres mi héroe me emocionó, con escalofríos y lágrimas incluidos. Y tres horas y media después era incapaz de creerme que Iñaki hubiera muerto. Estos días se ha hablado mucho de lecciones de amistad y solidaridad en la montaña. A mí el grupo de Pamplona me dio más: entereza y constancia. Me lo dijo Pablo un momento de una de esas noches mientras nos fumábamos un cigarro. Si no tuviera esperanza, no estaría aquí. Y tengo que tenerla por Iñaki y por los que están allí, arriesgándose por él".
Izaskun nos escribió —muchas gracias— para destacar el papel desempeñado por Jorge Nagore, íntimo amigo de Iñaki y periodista de Diario de Noticias. Esos días "vivió" en el diario de la competencia. Y escribió varias columnas en el suyo. Ofrecemos aquí las que publicó los días 21, 22 y 24 de mayo.
14 comentarios:
Largo, pero excepcional. Me estoy bajando unas cuantas páginas. Enhorabuena.
Sólo por esta entrada ya merecen la pena todas las de vuestro gran blog. Enhorabuena de verdad!! Da gusto ver con qué cariño habláis no sólo de periodismo sino sobre todo de periodistas.
INcreible!
Se me han caido las lágrimas!
Impresionante. Sería casi un pecado no robarle tiempo a la tesis para leer con atención un testimonio así.
La epopeya que tuvo lugar la semana pasada en el Annapurna guarda un parentesco muy estrecho con el carácter y la trayectoria de Iñaki Ochoa de Olza: no es frecuente que la situación crítica de un montañero desate en pocas horas un rescate de semejante magnitud. Los esfuerzos titánicos del grupo que se improvisó con montañeros de medio mundo han devuelto al alpinismo una solidaridad y una épica quizá eclipsadas en las últimas décadas por la competencia y los intereses comerciales. En ese sentido, se podría decir que la muerte de Iñaki ha estado a la altura de su vida. Pero es que el relato de este blog descubre que aún hay más: mientras el rumano Horia Colibasanu velaba al montañero ya inconsciente, a la vez que el suizo Ueli Steck llegaba con las medicinas a la minúscula tienda de campaña instalada a 7.400 metros o el kazajo Denis Urubko trepaba con una botella de oxígeno por una de las de las rutas más complicadas del Himalaya, en Pamplona, en la salita de un periódico, un grupo de personas coordinaba con eficacia y emoción todos los detalles del operativo. Las páginas que aquí aparecen reproducidas y las explicaciones de Josetxo y Laura revelan un excepcional trabajo periodístico: todas sus informaciones destilan rigor y precisión, pero también amistad y respeto. Al volver a la leerlas, es fácil concluir que los dos periodistas han estado a la altura de lo ocurrido en el Annapurna. Por eso, muchas gracias ambos.
No sabía por qué era tan importante leer hoy el blog, pero desde luego no me esperaba este seguimiento tan excepcional. Y una historia de tanta valía humana. Impresionante. Gracias MAJ por hacérnoslo llegar.
Txemaj, sencillamente GENIAL.
No conocía nada de Ochoa de Olza hasta sus últimos días relatados por el Diario, pero ahora veo el montañismo con otros ojos y, sobre todo, mucho más respeto a la superación de estos superhombres. Sobre todo, por la humildad que destilan y el trabajo psicológico que requiere enfrentarse a un gran reto como echarle "un par" a los gigantes de la naturaleza.
(gracias)
Creo que esta entrada hace justicia a muchas cosas y nos puede hacer reflexionar sobre otra tantas.
1. A que los periódicos pequeños/regionales a veces se les menosprecia por su excesivo localismo, cuando posiblemente sean los que más cerca están de sus lectores y de las cosas que les preocupan. Éste es un ejemplo.
2. Dentro de los periódicos regionales hay grandes y buenos profesionales. Gente que no va de estrella de la profesión como los grandes tótems de Madrid, Barcelona, etc. Periodistas que todos los días sacan una, dos páginas batallando cada información. Muy buenos profesionales como Laura y Josetxo capaces de hacer una completa y rigurosa información de un tema peliagudo con una delicadeza exquisita. Ninguno de los dos tiene que envidiar a los grandes monstruos del periodismo, lo difícil es hacer esto, ahora, y hacerlo bien.
3. Nos queda el mito. ¿Por qué lo sucedido con Iñaki ha conmovido a tanta gente? ¿por qué un deportista cuya actividad pasa mediáticamente desapercibida ha dejado mella en tantos? Por su autenticidad.
Todos sin excepción merecen un reconocimiento público, como el que ha hecho MAJ, y nuestro agradecimiento por hacer de nuestra profesión algo bello y creíble. Gracias.
P.D. MAJ, gracias por el detalle.
Me ha encantado! cuando murió Llopis un par de semanas después de hacer una noticia hace unos años descubrí que el montañismo es para super hombres. E Iñaki por lo que Luis me ha contado lo era.
Seguro que si hubeira podido leerlo le hubiera gustado, y mucho.
Ayer no me dio la vida, pero esta mañana he disfrutado de verdad. El perfil de Javier Marrodán debería ganar un premio. Enhorabuena a todos. A los de DN y a vosotros.
Mucha gente debería ganar un premio con esto, pero si alguno lo merece es Jorge Nagore Frauca, que, siendo íntimo de Iñaki y participando en las labores de rescate en Diario de Navarra, aún sacaba fuerzas para escribir tres columnas -miércoles, jueves y sábado- que me pusieron los pelos de punta, aunque fuera en el periódico de la competencia. Eran asombrosas.
Izaskun.
Hola: os comento que la reacción de los lectores de DN ha sido impresionante. Si habitualmente se validan unas 400 opiniones diarias en la web, sobre Ochoa de Olza se han recibido 3.000 en cuatro días. El día de su fallecimiento 1.300 personas escribieron un mensaje de condolencia en la red.
El domingo 1 de junio, en La Semana Navarra, Josetxo y Laura pusieron el epílogo al trabajo con un reportaje que enfatiza la labor de los amigos de Iñaki que se encerraron cuatro días en una sala del periódico para intentar salvarlo.
Enhorabuena por el blog.
El seguimiento de la noticia ha sido de 10. Suscribo integramente la reflexión de Luisgui. El colofón a una información brillante se puso el domingo con la doble de La Semana Navarra y hoy con una entrevista a Horia Colibasanu. Saludos.
Habeís sido nuestros ojos y nuestros oidos en las angustiosas horas que Iñaki se despedía de nosotros,mi agradecimiento es inmenso,vuestra seriedad,entrega y respeto al informarnos es loable,habeís dejado vuestros corazones en ello,y esa es una tinta tan indeleble como el recuerdo de Iñaki.Me fundo con vosotros en el abrazo a su memoria,a su familia,y a su obra,todo un ejemplo para futuras generaciones de montañeros,sin frontera limite entre el cielo y la tierra.Gracies.Emma Cima.
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