Javier Muñoz

Licenciado en Bellas Artes (UPV) y más que medio periodista (UNAV), Javier Muñoz (javimunoz.com) nace en el 78 y lleva diez años ilustrando; escribe y pinta.


Ha trabajado para CNN.com, Grupo SIENA, Diario de Navarra, Diario de Noticias, La Voz de Almería, El Diario del Alto Aragón, Diari de Tarragona, Canarias 7, La Opinión de Tenerife... Vale la pena conocer su blog: elcanodromo.blogspot.com.

EL CUESTIONARIO
¿Qué peculiaridades adornan a un ilustrador que trabaja en un medio de comunicación. ¿Cree necesaria una formación periodística para su trabajo diario?

Tendré que responder con una sarta de tópicos, pero que guardan mucha verdad. Por desgracia, cuando trabajamos para un periódicos, estamos sujetos a márgenes de tiempo muy estrechos. Hay que trabajar rápido, tener la cabeza fría y los nervios de hierro.



La formación la da la experiencia Pero, hay objetivos que deberían ser comunes al buen periodista y al buen ilustrador: Saber mirar. Saber escuchar. Saber pensar, encontrar una voz: saber expresarse, aprender qué es el hombre —esto lo aprendí de un amigo (escritor , periodista y maestro), Paco Sánchez—.



¿Qué aporta la ilustración a un artículo, noticia, entrevista..? Convénzanos para que contratemos a un ilustrador para nuestra publicación.
En un sentido pragmático, para el ojo del lector es, evidentemente, un reclamo muy efectivo. Por eso mismo, las buenas ilustraciones atraen publicidad. El ilustrador genera ingresos y da prestigio a la publicación. La ilustración es otra forma de contar las cosas.



Para mí lo más importante es que el lector/espectador piense, provocarlo en cierto modo. El dibujo, gesto, trazo, textura, color, composición, es un lenguaje maravilloso. La ilustración es un arte portátil. A diferencia del que ofrecen galerías y museos, mucho accesible y popular. Un periódico, una revista —lo que sea— que aspire a la excelencia tiene que contar con un gran ilustrador. O con varios.

¿Cómo es una jornada de trabajo?
Se trata de un oficio solitario y, por lo general, poco valorado —mucha gente confunde tu trabajo con un hobby—: es difícil hacer carrera. En España la cultura de la Ilustración está todavía en pañales. Hay que fracasar muchas veces, tener paciencia. El ritmo de vida es diferente, el tiempo pasa rápido y se avanza despacio. Si no cuentas con un agente, tienes que hacer de comercial, venderte. Pero si te involucras y crees en lo que haces, cuando funciona, es gratificante. El súmmun se alcanza cuando una de tus ilustraciones conmueve.


Mi jornada empieza temprano, procuro estar trabajando a las 8, si es antes, mejor. Y tiro unas diez horas. No solo dibujo, claro: leo, escribo, miro imágenes, busco clientes...


¿Cómo se enfrenta a la hoja en blanco?
Depende el tema. Y el día que tenga. Y el cliente. No tengo un método, realmente. En algún momento se me ocurre algo (si no, malo) y empiezo. Me gusta experimentar, no anquilosarme en ningún estilo. Al final, mezclo todo lo que voy aprendiendo. Eso sí, para mí es esencial el dibujo puro: todo empieza ahí.


Ídolos, inspiraciones, influencias.
No tengo ídolos, y la mayor parte de las influencias no tienen nada que ver con la ilustración: son la familia, los amigos —algunos artistas, otros no—, y todas las personas que he ido encontrando (de unas me acuerdo, de otras no, pero las he querido a todas).