Comenzamos la semana con La Verdad y la acabamos con el mismo diario. En esta ocasión, queremos resaltar un caso de "día después". Ante una noticia relevante, el diario se basa en datos para, sobre todo, analizar la nueva realidad.
"El cambio de Gobierno de Zapatero nos planteó —nos cuenta el director del periódico— la necesidad de aclarar a nuestros lectores cómo iba a quedar el modelo de relaciones con el Gobierno regional de Valcárcel. Cambio de denominaciones, amén de asunción de materias por otros ministerios diferentes, tanto en uno como en otro Gobierno supone una dificultad añadida al hecho de la diferencia ideológica ente ambos y a la lógica --no sé por qué decimos lógica, pero bueno-- discrepancia en la visión de los problemas".
"Así que confrontamos nominal y competencialmente las dos estructuras para reflejar las materias de un ministerio respecto de una consejería. ¿El resultado? Un cierto batiburrillo en el que un consejero podía verse obligado a dejar rápidamente su asiento para que pasara su compañero de gabinete regional a debatir el aspecto contenido en su correspondiente consejería. No se trataba, desde luego, de una petición 'a quien corresponda' para que armonice nominalmente los cometidos ministeriales y regionales, pero quedó bastante claro que de no hacerlo --y es que no se hace-- la coordinación de políticas pensando en los ciudadanos sería más difícil. Y como no se trata de reflexionar sobre el motivo que lleva a nuestros políticos a hacer lo que hacen, por lo menos en esta ocasión, pues dejamos que fueran los lectores los que sacaran conclusiones, aunque ayudados por el análisis descriptivo que acompañaba al conjunto de la información".
"El cambio de Gobierno de Zapatero nos planteó —nos cuenta el director del periódico— la necesidad de aclarar a nuestros lectores cómo iba a quedar el modelo de relaciones con el Gobierno regional de Valcárcel. Cambio de denominaciones, amén de asunción de materias por otros ministerios diferentes, tanto en uno como en otro Gobierno supone una dificultad añadida al hecho de la diferencia ideológica ente ambos y a la lógica --no sé por qué decimos lógica, pero bueno-- discrepancia en la visión de los problemas".
"Así que confrontamos nominal y competencialmente las dos estructuras para reflejar las materias de un ministerio respecto de una consejería. ¿El resultado? Un cierto batiburrillo en el que un consejero podía verse obligado a dejar rápidamente su asiento para que pasara su compañero de gabinete regional a debatir el aspecto contenido en su correspondiente consejería. No se trataba, desde luego, de una petición 'a quien corresponda' para que armonice nominalmente los cometidos ministeriales y regionales, pero quedó bastante claro que de no hacerlo --y es que no se hace-- la coordinación de políticas pensando en los ciudadanos sería más difícil. Y como no se trata de reflexionar sobre el motivo que lleva a nuestros políticos a hacer lo que hacen, por lo menos en esta ocasión, pues dejamos que fueran los lectores los que sacaran conclusiones, aunque ayudados por el análisis descriptivo que acompañaba al conjunto de la información".
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